lunes, 23 de junio de 2014

Cómo superar un mal día de entrenamiento o carrera Las cosas no siempre salen como queremos, pero es importante no tirar la toalla y salir adelante a pesar de eso. Te damos algunos consejos para hacerlo. A veces, en algún entrenamiento o en una carrera, parece que nada puede salir bien. Hay días malos en los que correr se vuelve algo muy difícil, estamos más lentos, pesados, cansados y fastidiosos. Pero completar esos entrenamientos o esas carreras es fundamental para forjar una mentalidad fuerte.La única manera de mejorar, de avanzar, es sobrepasar esos momentos. A veces, correr duele, hay que aceptarlo y superarlo. No se trata de hacer locuras como correr con dolores físicos, con pulsaciones altas ni con malestares serios. Aprendé a escuchar tu cuerpo, y a distinguir cuándo se trata de una alerta que te indica frenar y cuándo es una trampa mental que tenés que sortear.Los entrenamientos que más te van a enorgullecer no son esos en los que fuiste más rápido, sino aquellos que pudiste terminar a pesar de no haberte sentido cómodo. Aquí, algunos consejos para seguir adelante en esos días complicados: Olvidate del tiempo Si tus tiempos no están cerca de lo que esperabas, simplemente olvidate del reloj. Hacé tus pasadas, o lo que te toque hacer, pero corré sin ir al límite. Tu cuerpo va a beneficiarse fisiológicamente con el entrenamiento de todos modos, sin importar el tiempo que veas en tu reloj. Esto te va a quitar ese estrés extra por la frustración de no responder a tus tiempos, y te va a mantener enfocado en mantenerte corriendo para completar el entrenamiento. Enfocate en las formas En lugar de centrarte en lo cansado que estás o lo mucho que te falta, dirigí tus pensamientos hacia cosas productivas: La técnica, la respiración y la zancada. Hacete un “escaneo” para asegurarte de que tu forma de correr siga siendo eficiente. Tu técnica puede “romperse” cuando estás cansado, por eso es importante fijarte que no estás haciendo malos movimientos. Chequear tu respiración es una buena forma de distraerte y mantener tu cerebro en otra cosa. Relajate y mantené el control Mientras más duro intentes correr, más te vas a tensionar. Es algo irónico, pero mientras más te fuerces a correr rápido, más lento vas a terminar corriendo. Eso es porque corrés tenso. Sacudí tus brazos, relajá la mandíbula, soltá los puños y dejá de forzarlo. Relajate y hacé que fluya, que sea natural. Mantenete positivo Si el entrenamiento se siente mal, una mentalidad pesimista sólo lo hará peor. Da vuelta el entrenamiento de manera positiva recordándote a vos mismo que correr cuando te sentís bien es fácil, pero correr cuando te sentís mal es lo que separa a los corredores fuertes del resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario